El botellón va camino de convertirse en un grave
problema de seguridad y salud pública en Puertollano. Los agentes de la
Policía Local se sienten impotentes, faltos de efectivos y
desguarnecidos jurídicamente para controlar a los miles de jóvenes que
todos los fines de semana ocupan la vía pública en numerosos puntos de
la ciudad, incluidas las calles Copa, Numancia, Ancha, Pasaje del
Bosque, o glorieta Virgen de Gracia, por no hablar del Poblado y
numerosas puertas de colegios.
El episodio que ha acabado con la paciencia de los agentes locales acaeció el pasado 27 de julio, cuando una dotación de cuatro policías recibió la orden de “desplazar” a los cientos de jóvenes que celebraban el botellón en la parte acerada del lugar conocido como “Caminillo”. Cuando los agentes intentaban trasladar a los asistentes a la parte no acerada (paralela a las vías del AVE), grupos de jóvenes comenzaron increpar a los funcionarios del Ayuntamiento. La situación fue calentándose, hasta el punto de que autores desconocidos comenzaron a arrojar cubitos de hielo contra los vehículos de los agentes. Según el relato de la policía, las circunstancias y los escasos efectivos destinados desbordaron al operativo, y los agentes decidieron retirarse del lugar.
Los sucesos del 27 de julio fueron la gota que colmó el vaso. Desde entonces, los policías han denunciado por escrito, tanto a sus superiores como a la propia alcaldesa, Mayte Fernández, que se han podido emitir órdenes presuntamente negligentes que denotan una falta de organización e improvisación por parte del intendente de la policía.
A juicio de los agentes consultados, una orden como la de desplazar a centenares de personas, “muchas de ellas bajo los efectos del alcohol”, es “imposible de llevar a buen término”, pone en peligro la integridad física de los funcionarios e incluso provocar más situaciones de violencia y tensión.
Pero el problema logístico es sólo la punta del iceberg. Los agentes se sienten desarmados jurídicamente para controlar el botellón, y recuerdan que Puertollano carece de una ordenanza municipal que respalde sus actuaciones. De hecho, los agentes deben limitarse a “invitar” a los jóvenes, desde el sentido común, a abandonar el lugar que ocupan.
Consecuentemente, desde el ámbito policial se insiste en que el Ayuntamiento debe “minimizar el problema” con medidas que “no pasan por tomar medidas coercitivas ni prohibitivas contra los vecinos más jóvenes”, sino por “regular” el botellón tal y como se ha hecho en otras muchas poblaciones. Así, proponen la redacción y aprobación de una ordenanza municipal de civismo para sancionar a los jóvenes que consuman bebidas alcohólicas fuera de un espacio previamente habilitado por el Ayuntamiento, con baños portátiles y contenedores, para minimizar las molestias ocasionadas a los vecinos por ruidos, alteración del orden y suciedad.
Este mismo fin de semana se mantenía una dotación policial a espaldas de la Virgen de Gracia “que poco puede hacer ante una multitud”. “Desgraciadamente”, subrayan los policías, “el Ayuntamiento ha hecho escaso eco de nuestras advertencias, y el intendente jefe se limita desde hace muchos años a emitir órdenes poco resolutivas, como realizar simples seguimientos e invitar a la gente a desplazarse”.
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